Tu Punctum
200 x 200 cm.
Instalación inventario, archivo. Se trata de una acumulación de palabras, un sinfín de recuerdos expresados en letras, hojas avejentadas con la reproducción fiel de las dedicatorias que diferentes autores hacen en la primera página de sus libros.
Mi intención es poblar el espacio de recuerdos que no son sólo míos, de palabras escritas para alguien, tendidas para secarse al sol, al igual que las prendas que cubren nuestro cuerpo Indagar sobre el recuerdo, sobre lo que nuestra memoria selectivamente rescata de cada momento, de cada persona, hace que atienda sobre el concepto que RolandBarthes desarrolla como “punctum” en su libro La cámara lúcida, donde desarrolla su teoría en base a la fotografía y lo traslade hacia otros lenguajes, como lo es la literatura.
Barthes habla de que al observar una imagen, tenemos emociones arbitrarias, diferentes, no es la totalidad de una imagen lo que nos punza, sino un detalle de la misma. Existe una porción de esa realidad bidimensional que logra inexplicablemente conectarse en lo más profundo con nosotros y es esto lo que permanece en nuestro recuerdo.
Extiendo este concepto y lo encuentro oportuno para hablar de la memoria, como una fuente de absorción “selectiva” de la realidad que vivimos, y considero a las dedicatorias de los escritores un claro ejemplo para poner esta característica en escena.
Vemos que en cada dedicatoria, además de manifestarse el afecto hacia otro/s, en muchos casos se lo/s recuerda o nombra “parcialmente”, es decir se hace mención a una de sus características, a las cualidades a las que el escritor agradece o dedica sus palabras. Se trata de un recuerdo fragmentado, que recuerda las particularidades. Por ejemplo, “Para Carmen, bañada en lágrimas”, no se habla de Carmen, mujer seguramente de infinitas cualidades, se dedica el texto a las lágrimas de Carmen, a su característica de mujer sensible, de mujer que ha atravesado muchos disgustos o emociones intensas.